Patrimonio cultural
Patrimonio zapoteca
Monte Albán controlo por largo tiempo los destinos de los pueblos ancestrales del territorio conocido hoy como Oaxaca. Ubicada en la pequeña cordillera que constituye el centro de los Valles de Oaxaca, la ciudad se desarrolló en torno a conjuntos ceremoniales situados en las partes más altas de las colinas, a casi 500m sobre el nivel del valle, a su vez, esos conjuntos fueron regidos desde el centro del poder, el espacio sagrado, hoy conocido como Plaza Principal.
Hoy en día, Monte Albán atrae a visitantes de todo el mundo y tú también puedes sumergirte en este legado de las culturas que dieron vida a esta arqueología e historia zapoteca.
Datos interesantes sobre Monte Albán
Su origen, un misterio
El origen de Monte Albán sigue siendo un enigma. Se estima que esta antigua ciudad fue fundad alrededor del año 500 a.C., en la cumbre de una montaña por alguna de las tribus que habitaban las tierras bajas del extenso Valle de Oaxaca. Aunque los académicos aún no han logrado desentrañar la identidad de sus primeros habitantes, al igual que otras grandes ciudades mesoamericanas, Monte Albán albergó a más de una cultura a lo largo de su historia. Inicialmente fue habitada por los zapotecos y posteriormente por los mixtecos. Además, ciertos elementos arquitectónicos sugieren que sus residentes mantuvieron contacto con las culturas del centro de México, especialmente con los teotihuacanos.
Monte Albán es testigo de una compleja y fascinante historia cultural que se entrelaza con diversas civilizaciones y migraciones a lo largo de los siglos. Aún permanecen en el anonimato, la presencia de los zapotecos y mixtecos ha dejado una profunda huella en la ciudad, tanto en su arquitectura como en su arte y tradiciones. El intercambio cultural con los teotihuacanos también ha dejado su influencia en Monte Albán.
Su nombre, un misterio.
El nombre original de ciudad de Monte Albán también es objeto de debate, al igual que el origen de sus fundadores. Los mexicas la conocían como Ocelotépec, que significa Monte Jaguar o Monte del Jaguar, mientras que en zapoteco se traduciría como Dani Beedxe (por “dani”, monte y “beedxe”, jaguar), aunque también se menciona que los zapotecos la llamaban Dani Baán. Por su parte, los mixtecos la denominaron Yucucúi, que en mixteco significa “cerro verde”. En cuanto a su nombre en español, existen dos versiones: una sostiene que el terreno pertenecía a un hombre español de apellido Montalván mientras que la otra sugiere que recibió este nombre debido a la similitud de su paisaje con los montes Albanos en Italia. Estas diversas denominaciones reflejan la riqueza cultural y complejidad histórica de Monte Albán, dejando abierto el enigma de su nombre original.
Una ciudad importante e imponente
Monte Albán, la antigua capital de los zapotecos, desempeño un papel crucial desde los primeros años de la era común hasta alrededor del 800 d.C. Como el primer complejo urbano de Mesoamérica, esta ciudad se convirtió en un centro político y económico de gran influencia en las regiones circundantes. En su apogeo, albergaba aproximadamente a 35,000 habitantes, quienes se establecieron principalmente en las laderas de las montañas y se dedicaban principalmente a la agricultura.
También se erigió como un impresionante testimonio del desarrollo y la organización social de la civilización zapoteca. Sus habitantes construyeron estructuras monumentales. Plazas y terrazas en las colinas, aprovechando eficientemente el terreno montañoso. Además de su importancia como centro político y económico. Monte Albán fue también un lugar de significado cultural y religioso, donde se llevaron a cabo rituales y ceremonias importantes.
La grandeza de Monte Albán radica en su capacidad para unir a una sociedad y establecer un sistema urbano avanzado en la antigüedad. A través de la agricultura y otras actividades económicas, los zapotecos lograron sustentar una población considerable y crear un centro de poder que influyó en toda la región. El legado de Monte Albán perdura como un testimonio fascinante de la habilidad y el ingenio de esta antigua civilización.
Se han descubierto importantes objetos mesoamericanos.
En 1932, el arqueólogo mexicano Alfonso Caso realizó un descubrimiento histórico en Monte Albán al desenterrar la Tumba 7, un sepulcro intacto que se remonta al siglo XIV. Este hallazgo resultó ser un tesoro invaluable, ya que contenía la mayor cantidad de objetos mesoamericanos encontrados hasta ese momento. Entre las numerosas piezas que se encontraron en la tumba, destaca un cráneo adornado con turquesas, así como 200 piezas talladas en oro. Este descubrimiento se considera aún hoy uno de los mayores hitos de la arqueológica mexicana.
Por ejemplo, en la Tumba 7 de Monte Albán permitió a los arqueólogos obtener una valiosa visión de la riqueza artística y cultural de la antigua civilización zapoteca. Las piezas encontradas reflejan una maestría en la talla y una sofisticación en el uso de materiales preciosos. Además, el descubrimiento proporcionó valiosa información sobre las prácticas funerarias y las creencias religiosas de la época.
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Patrimonio cultural
En 1987, la zona arqueológica de Monte Albán recibió el prestigioso reconocimiento de la UNESCO al ser declarada Patrimonio Cultural de la Humanidad. Este título honorífico se otorgó en conjunto con el Centro Histórico de la ciudad de Oaxaca, destacando la estrecha relación entre ambos sitios en el itinerario ideal de una visita a esta cautivadora región de México.
La designación como Patrimonio Cultura de la Humanidad es un testimonio de la importancia histórica y cultural de Monte Albán. Este sitio arqueológico representa un legado invaluable de la civilización zapoteca y ofrece una visión fascinante de la vida en la antigüedad mesoamericana.
La inclusión del Centro Histórico de la ciudad de Oaxaca en esta declaración resalta la belleza y la relevancia histórica de la ciudad misma. La combinación de la zona arqueológica del Monte Albán y el encanto colonial de Oaxaca crea una experiencia completa y enriquecedora para los visitantes.
Al ser reconocidos conjuntamente como Patrimonio Cultural de la Humanidad, Monte Albán y el Centro Histórico de Oaxaca se convierten en destinos imprescindibles para aquellos que deseen sumergirse en la riqueza cultural y arqueológica de México.