Bosco Sodi (artista mexicano contemporáneo) fundó en Puerto Escondido la Casa Wabi, un proyecto interdisciplinario destinado a fomentar el intercambio de ideas entre artistas nacionales e internacionales.
El concepto de la casa se debe al término japonés «Wabi-sabi». Esto se concentra en encontrar belleza en la imperfección, en los accidentes efímeros y en la profundidad de la naturaleza.
Desde 2014 su campus contaba con seis residencias y dos estudios, diseñados por el arquitecto Tadao Ando. A través de esta filosofía artística quiso crear un ambiente propicio para la interacción. En 1995, Ando recibió el Premio Pritzker por su diseño del lugar.
El enfoque de la casa se basaba en promover el compromiso social y la colaboración a través del arte. El propósito era unir a los residentes con la comunidad local.
Creían que desde la expresión artística se puede tener un impacto positivo en las personas. Lograban esto a través del diálogo y la interacción entre los participantes, para así enriquecer su visión de la vida.
En Puerto Escondido puede verse la Casa Wabi, acompañada de exposiciones y programas de cine de arte.
Composición: Puerto Escondido y la Casa Wabi
Desde su fundación ha mostrado todas sus facetas:
- Programa de exposiciones
- Biblioteca móvil
- Taller de arcilla, un taller
- Cine
- Programa de exposiciones de un año
- Vínculos directos con las instituciones educativas
Además, la población local se sumó a lo que se heabía concebido como un programa de residencia.
Arquitectura
Además de diseñar el recinto, Tadao Ando y Alex Iida también participaron en su construcción. Además de los seis estudios con dormitorios, cuenta con espacios de usos múltiples, 27 hectáreas de jardín y una sala de proyección.
Hay un muro de hormigón paralelo al mar que divide los programas público y privado y permite la circulación entre ellos. Esto busca resaltar el paisaje de la zona en el diseño de los espacios.
Sin dejar el diseño contemporáneo, usaron materiales locales, como techos de palapa y paredes geométricas de hormigón, así como contraventanas de madera y pisos de piedra.
Cuenta con 550m de costa para compartir con la playa. En Puerto Escondido la Casa Wabi mira hacia el Océano Pacífico Sur.
Se creó una barrera horizontal entre el norte y el sur crea una separación entre los programas públicos y privados. La superficie de hormigón tendría que reflejar el intenso atardecer.
Hay dos esencias que componen el espacio vertical interior.
Una vista aérea de los techos de palapa ilustra el espíritu tradicional de la zona. Las contraventanas de madera y las paredes geométricas de hormigón por debajo del nivel de los ojos capturan la esencia contemporánea. Es algo que sólo se podía crear en Puerto Escondido, la Casa Wabi.
El gallinero de Kengo Kuma
Este gallinero representaba la vivienda colectiva y su relación. Las tablas de madera están carbonizadas para recrear el mundo incoloro y ascético de México. Es una técnica muy utilizada en la región occidental de Japón.
El sistema permite la permeabilidad entre paredes y techos, así como una constante ventilación del lugar.
Los pollos estaban protegidos de los depredadores por malla ciclónica y ladrillos secados al sol en el gallinero. Con una superficie de 400m2, contaba con un arco para dar forma y medir el gallinero.
Los jardines de Alberto Kalach
Este arquitecto mexicano diseñó un jardín de 27 hectáreas con el objetivo de catalogar y preservar las especies locales: parota, macuil, majahua y flor de lantana.
Se buscaba educar al público sobre el medio ambiente.
Pabellón de Arcilla de Álvaro Siza (Prtizker 1992)
El diseño del arquitecto portugués buscaba llevar a otro nivel el programa de arcilla. Este taller de arcilla para niños y jóvenes conecta desde el concepto el uso de la arcilla local con la construcción de ladrillos.
Su muro curvo separa el patio del horno de barro con su muro principal curvo. En la palapa principal se incluye una mesa de concreto, ideal para las labores manuales.
Pabellón de alta temperatura de Alberto Kalach
Se basa en una torre de hormigón cubierta con ladrillos rojos. Esta estructura no solo sirve como punto de orientación para el jardín, sino que también alberga el horno de alta temperatura que se utilizaba para hacer arcilla. Es una chimenea con el estilo propio de Puerto Escondido y Casa wabi.
Pabellón Guayacán en Casa Wabi
Este vivero buscaba preservar la especie del Palo Santo (Guaiacum coulteri).
Los visitantes podían encontrar caminos subterráneos para acercarse al árbol a través del diseño de AMBROSI ETCHEGARAY.
Como consecuencia de la temperatura, la humedad y el viento del entorno, hay una clara relación entre el árbol y el agua subterránea.
Pabellón de compostaje
Este pabellón fue diseñado por los arquitectos paraguayos Solano Benítez y Gloria Cabral.
Aquí se incrustaron ladrillos reciclados y fragmentos de hormigón para crear patrones de sombras y luces. Además de hacer abono para los jardines de la fundación, el pabellón proporcionaba abono para otros sectores de la comunidad. Además de los cursos de compostaje, el centro ofrecía cursos de rejuvenecimiento de suelos, tanto económicos como ecológicos.
Se pretendía promover el bienestar social basado en la sustentabilidad. En Puerto Escondido, Casa Wabi era la encargada de usar los recursos naturales del territorio local. Se integraba materiales de construcción, el entorno natural y el contexto cultural.
Puerto Escondido y Casa Wabi tenían una fusión profunda
Se sembró una huerta de papaya y mango, tomates, calabacitas, rábanos, lechugas, zanahorias y cebollas para su autoconsumo. Contaban con un apiario, un vivero y una plantación de más de 400 plantas de algodón mixteco, así como un criadero de aves.
Puerto Escondido resguarda Casa Wabi. Esta obra del artista mexicano Bosco Sodi fue construida con principios utópicos. Era un centro de divulgación para artistas locales, un centro educativo y un templo para el diseño minimalista. Todo en el complejo, desde la piscina hasta el mobiliario, fue diseñado por Tadao Ando, un héroe para Sodi. Por desgracia, este refugio para artistas está cerrado hasta nuevo aviso.
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